miércoles, 16 de agosto de 2017

LAS 3 ALMAS DEL PSPV-PSOE

LAS TRES ALMAS DEL PSPV-PSOE

Javier Paniagua, historiador.

Se cuenta que el PSOE tiene dos almas que han convivido desde su fundación en 1879, una revolucionaria, anticapitalista, vinculada al marxismo, y otra reformista, socialdemócrata, que ha ido configurándose con más fuerza desde la Transición y que tuvo en los gobiernos de Felipe González su adaptación a los parámetros de los partidos socialistas europeos.

Pues bien, en el caso del Partit Socialista del País Valencià (PSPV-PSOE) se le puede añadir un alma más que se extiende trasversal a las otras: la nacionalista, que reclama para la Comunidad Valenciana una entidad nacional semejante a la que existe en Cataluña, Euskadi o Galicia. De ahí que desde la unificación en 1978 de las distintas corrientes socialistas que explosionaron en la Transición (PSOE, PSPV, PSP de Tierno y USPV) se asumiera la denominación de País Valenciano y se aceptaran parte de los análisis teóricos que había formulado en los años 60 del siglo XX el ensayista Joan Fuster.

En realidad, durante el franquismo existió un socialismo clandestino vinculado al PSOE de Toulouse sostenido por un puñado de antiguos combatientes de la II República, con algunos pocos jóvenes que se incorporaron posteriormente, que representaron el sostenimiento de las siglas con las trifulcas estratégicas y tácticas del exilio y la clandestinidad. Eran los socialistas de toda la vida, trabajadores de los oficios, del comercio o empleados de banca, con un marxismo esquemático, una ética austera y un sentido sindicalista de las reivindicaciones obreras, pero para nada tenían una percepción del hecho nacional valenciano. En la democracia se articularían como un lobby, "los abuelos", que presionarían en las agrupaciones y conseguirían representantes en los municipios y en las instituciones.

Pero al margen de ellos, en los años 60 surgió en la Universidad de Valencia un grupo de estudiantes, algunos de ellos profesores posteriormente, que con el apoyo de profesionales y editores como Vicent Ventura y Eliseu Climent, y bajo la influencia intelectual de Fuster, constituyeron un núcleo de socialistas valencianistas sin conexión con los militantes del PSOE. Tenían como referencia la defensa del valenciano como lengua vinculada al catalán y la máxima autonomía de las estructuras orgánicas del partido con respecto al resto de España.

De aquel primigenio PSV (Partit Socialista Valencià) se pasaría años más tarde al PSPV, integrado en la Federación de Partidos Socialista de 1976 que reclamaba una estructura federal del estado, e intentaría abrir un espacio en el marco electoral valenciano sin conseguirlo y sufriendo escisiones en su seno como la de Unitat Socialista protagonizada por Vicent Garcés, uno de los líderes posteriores de Izquierda Socialista. Fueron los primeros en negociar con el PSOE para incorporase a su organización, en una época en que este ya contaba con un número de afiliados creciente provenientes de distintos círculos (cristianos, trotskistas, sindicalistas, libertarios) a partir de 1977 ante unos resultados electorales que habían recuperado un papel político preponderante.

De tal manera que el PSOE se convirtió en el eje de la confluencia socialista, y en él se integraron los distintos grupos que se reclamaban socialistas. Y el PSOE adoptó formalmente la concepción nacional del País Valenciano que teorizaban aquellos profesores defensores de la nacionalidad valenciana.Pero la Comunidad Valenciana no tenía en aquella época una entidad unitaria y un consenso claro sobre su identidad, además de una dispersión territorial provincial muy marcada que complicaba la unidad identitaria. Un territorio alargado geográficamente donde confluye el sistema penibético y el ibérico, con comarcas valenciano parlantes mayoritarias, pero otras también castellanohablantes.  La llamada batalla de Valencia donde se discutió las raíces históricas del Reino de Valencia o del País Valenciano, la procedencia de su lengua y los símbolos representativos (la bandera cuatribarrada con azul o sin azul, y el himno de Thous) provocó una dispersión social y política que resultaba difícil de entender en otras partes de España. Ya decía el presidente González cuando algún tema se encrespaba en los debates socialistas: "no valencianicéis el problema".

Todo ello repercutió en el calidoscopio social e ideológico del PSPV-PSOE. Fue Lerma, con el apoyo de Ciprià Císcar, como secretario general y presidente de la Generalitat, quien intentó aplacar y reconducir el nacionalismo socialista con el reconocimiento de los símbolos vigentes y con la remodelación de la interpretación nacionalista fusteriana que ya había tenido también sus críticos desde el nacionalismo. Apartó de la ejecutiva a los procedentes del PSPV, pero manteniéndolos en distintos cargos políticos. Reforzó la línea socialdemócrata, abandonó la teoría de la "opresión nacional" y utilizó el concepto orteguiano de "sociedad invertebrada".

Pero aún así esas distintas fuerzas siempre aparecen en diversas coyunturas y sobre todo en una época donde el socialismo se ve fracturado por líneas ideológicas y estratégicas diferentes. El proceso autonomista ha calado en todas las federaciones del PSOE, y en el caso del PSPV ya contaba con elementos históricos que siempre afloran para considerar que la Autonomía Valenciana cree en el reconocimiento de España, pero reclama un papel de mayor consideración en el Estado y en la llamada estructura federal del PSOE, que todavía no ha definido con claridad el modelo territorial por el que apuesta para España. Referirse en general al federalismo no es suficiente, habrá que especificar de qué modelo de federalismo se trata.

30 Julio de 2017

http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2017/07/30/597cb8d422601d017e8b4582.html

 

sábado, 12 de agosto de 2017

lunes, 7 de agosto de 2017

ANDRÉS PERELLÓ

"Es el momento de hablar de memoria histórica ya sin tapujos"

Andrés Perelló cree que "no puede haber más muertos en la cuneta" tras 40 años de dictadura y 40 de democracia

http://www.eldiario.es/cv/politica/momento-hablar-memoria-historica-tapujos_0_672982784.html

MANOLO MATA

MANOLO MATA: "EN POLÍTICA NUNCA SABES SI TIENES RAZÓN"

«Soy capaz de liarla parda en cualquier momento», asegura el nuevo número dos del PSPV sobre el escrito de dimisión como portavoz que Puig aún conserva

Alfons Garcia | València 06.08.2017  

 

Hace cinco años eran rivales, ahora Ximo Puig lo ha colocado a su diestra en el trono del partido. Para «tapar posibles vías de agua», dice el abogado de éxito amante de la política, el que derrotó a una multinacional y afirma que eso es más fácil que explorar consensos en política.

El nuevo número dos del PSPV lleva 36 años en la política (desde el 23F) y si en algo hay coincidencia sobre él es que es un tipo peculiar. Un político que carga todos los veranos en la maleta con El hombre sin atributos y que se obsesionó por conseguir todos los libros del olvidado Juan José Saer para descubrir que es «un peñazo impresionante». Así es Mata.

¿Ha roto la carta de dimisión que le llevó a Ximo Puig?

La carta la tiene él y me dijo que no la rompía porque le gustaba. Lo que quería romper era el escrito de dimisión para el registro y le dije que se lo guardara, porque soy capaz de volver a liarla parda en cualquier otro momento.

¿Sabe más por viejo que por zorro?

Empiezo a pensar que sí.

¿Es verdad que decidió implicarse en política el 23F?

Sí. En 1977 y 1979 fui a todos los mitines de la izquierda en la plaza de toros de València, desde el de Federica Montseny a los de Tierno Galván o Carrillo. Sabía donde estaba, pero a la hora de dar el paso el 23F fue determinante. Elegí el PSOE porque creía que era la plataforma de transformación real.

Al margen de utopías.

Así es. Creo que fue una apuesta acertada. Como soy cabezota, nunca he tenido la tentación de irme.

Casi 40 años después, ¿qué ha aprendido de la política?

Que hay que oír y tratar de entender al otro, dentro de los partidos y fuera, y que el hooliganismo, el fenómeno fan y los ismos son un lastre para la política.

¿Piensa en Pablo Iglesias?

En los hiperliderazgos y en que se nos quiere identificar con determinadas personas y apellidos sin mucho sentido.

Lermismo, ciscarismo...

Son etiquetas... Yo soy muy carmenista, que es mi mujer, pero no le doy la razón en todo. Es imposible que alguien se sume a todo lo que diga otro.

¿Va a ser la cabeza del PSPV ya que Puig está dedicado a la presidencia de la Generalitat?

Esto es más coral. Hay gente muy significada en la ejecutiva y yo intentaré tapar las vías de agua que se puedan producir y dar la cara cuando toque.

¿Tapar vías de agua?

Es fundamental. La gestión de filias y fobias es esencial en cualquier grupo humano. Si la gente se conociera más no hablarían mal unos de otros.

Una ejecutiva de 74 imagino que complica aún más la gestión de grupo.

Bueno, son tres niveles. El ejecutivo es muy reducido. Somos 18.000 militantes, no me preocupa demasiado la cifra.

¿El cargo es compatible con la portavocía en las Corts?

Sí. Las Corts es el eje de la vida política y está bien que el portavoz sea alguien con un cargo alto en el partido, porque es darle a la política una presencia importante.

La interpretación extendida es que uno de sus papeles será neutralizar la previsible pelea de gallos jóvenes para suceder a Puig en la secretaría general.

Hacer diseños a largo plazo, y más en estos tiempos, es absurdo. Quien crea que ha encontrado un camino que le va a llevar al Shangri-La es un error, porque los ritmos son endiablados y pasan cosas imprevisibles. Como lo era hace dos años que yo hoy sea portavoz y vicesecretario general. Este partido tiene el reto de asumir que nos quedan seis años, como mucho, de gobierno de Ximo Puig y cuatro años, como mucho, de secretario general. A partir de ahí, ya veremos.

Ya. ¿Y a usted no le están descartando muy pronto en la sucesión? ¿No será el tapado?

Al ser viejo uno se toma las cosas con muchísima tranquilidad. Ya veremos lo que pasa en 2021, que es el primer reto, y en 2023.

¿Qué ha descubierto de Jorge Rodríguez y Carlos F. Bielsa?

A Jorge lo conocía menos, es una persona muy madura y reflexiva. Lo hará bien de portavoz. Carlos es un activista. Sé la capacidad como de gota malaya que tiene para conseguir sus objetivos políticos y personales; la gente le tiene estima. Son personas con mucho futuro y ya tienen mucho presente.

¿Qué da más satisfacción: vencer judicialmente a una multinacional o sacar adelante la ley que más ilusión le haya hecho en las Corts?

Probablemente los demás interpretan que ganar a una multinacional y que te hagan una reseña en The New York Times, pero es mucho más fácil que la actividad política, que absorbe toda mi energía, porque es dificilísimo explorar consensos, un territorio que no existe y en el que nunca sabes si tienes razón Con la multinacional no tenía duda de que tenía toda la razón.

¿En política nunca sabes si tienes razón?

Así es. Hay demasiadas esquinas en lo que decides. Por eso improvisar me molesta mucho. Hay que ir con pies de plomo y pensar que lo que haces no va a causar más problemas a la gente. Y eso es muy difícil de entender en una época de mucha simplificación, improvisación y poca reflexión.

Viene a la cabeza el proceso de gestación de la nueva RTVV. ¿Le deja insatisfecho?

Sospechaba que avanzaría por estos derroteros. Soy partidario de no parlamentarizar todo el tema de nombramientos. La administración de EE UU nombra a mil cargos el primer día que toma posesión. Creo que en RTVV no elegimos bien el modelo. Hubiera sido más eficaz volver al de Enrique Linde y Manolo Tarancón, dos grandes políticos que sacaron adelante una televisión en los 80. Pero al final habrá tele y será un producto bueno.

¿Cuánto dinero pierde al año en política?

El dinero... [ríe] no está en ninguna balanza cuando uno opta por la política. Me han ido muy bien las cosas y el dinero nunca ha sido una ambición.

¿Es más de Pedro que de Ximo?

Soy muy de Socialismo del siglo XXI, el documento con el que se presentó Pedro, y soy muy-muy de Ximo, porque es mi amigo, le tengo cariño y una persona a la que descubro cada día como afectuosa, independiente y muy de izquierdas.

Quién lo iba a decir en 2012, cuando era uno de sus rivales para la secretaría general.

Han pasado dos hechos significativos: que confiara en mí para un sitio muy digno en la lista sin pedirlo y me hiciera portavoz porque entendía que la nueva situación exigía ese perfil y que cada día ha demostrado que confía en mí.

¿Y es más del PSPV que del PSOE?

Creo que son indisociables.

¿Es posible una desconexión del PSOE a medio plazo?

Radicalmente, no. El PSPV no se desconectará del PSOE porque tenemos un componente de gente que ha venido de las otras Españas y es difícil de entender que una fuerza aislada del PSOE tenga una presencia escénica importante. Nuestra misión es ayudar a que las siglas PSOE sean más potentes, que ahora están devaluadas, sobre todo entre las nuevas generaciones.

¿Entonces la polémica enmienda del congreso de equipararse al PSC fue un brindis al sol?

Me parece una propuesta interesante sobre la que se puede debatir, pero creo que sin resultados.

¿Le dijo a Puig que se equivocaba cuando se lanzó a apoyar a Susana Díaz?

Eso lo sabemos los dos. Yo no he ganado casi ninguna batalla, aunque empiezo a coger carrerilla, pero en 35 años sí que he intuido lo que iba a pasar e intuí lo que ocurrió.

Hay gente en el partido que dice que si hubiera dado el paso de presentarse como cabeza del «sanchismo» frente a Puig hoy sería secretario general del PSPV. ¿Por qué no lo hizo?

Porque creo que tenemos un buen secretario general. Igual que hubo un Pedro Sánchez que expulsó a Tomás Gómez y disolvió agrupaciones, hay un Pedro que ve la luz y apuesta por situarse en la izquierda y por la militancia. Y yo creo que Ximo está haciendo eso aquí perfectamente.

¿Significa que el PSPV es más de izquierdas que hace 5 años?

Creo que sí. El partido dio un giro impulsado por Ximo Puig la noche que decidió no explorar cualquier vía de acuerdo con Ciudadanos y la abstención del PP y jugársela a un gobierno de coalición con Compromís y el apoyo de Podemos. Ese día fue el giro.

Jugársela...

Sí, porque era una fuerza que nunca había gobernado y que tiene muchas incógnitas en su evolución, mientras que la operación Ciudadanos podía llevar a un gobierno monocolor del PSPV, que era una tentación para algunos dirigentes.

El riesgo es que ahora les acusan de una «deriva nacionalista».

El PP ha vivido 20 años en un falso valencianismo. Ahora sí que hay un valencianismo político que se planta ante Madrid.

¿Le ha parecido inadecuada la actitud del sector «sanchista» de Rafa García en el congreso?

Me ha parecido mal escogido el tono del discurso de Rafa García. Si uno quiere ser dirigente de un partido debe ser generoso, sincero y amable, y fue muy duro innecesariamente. El momento igual lo permitía. En todo caso, cuando acaban los procesos se recompone todo.

¿Habrá disputa con los «sanchistas» en la provincia de València, que es su feudo?

Sin el apoyo incodicional de mucha gente del entorno de Ximo Puig, José Luis Ábalos no hubiera sido secretario general. El próximo tendrá el apoyo de muchos sectores del partido; si no, no llegará.

¿Cómo es su relación con Ábalos, por cierto?

He tenido de todo con él: enfrentamientos y alianzas, coincidencias y desavenencias. Está donde está porque se lo ha currado y porque tiene un concepto de la militancia política muy entregado, gente que le sigue haga lo que haga. Es un activo y hay que seguir mejorando esa relación y beneficiarnos de que es el secretario de Organización.

¿El PSPV se dará con un canto en los dientes si en 2019 Puig vuelve a ser el «president» apoyado en Compromís y Podemos?

Se dará seguro con un canto en los dientes y no se los romperá. Estoy convencido de que seremos la primera fuerza de la izquierda y, si hacemos bien las cosas, la derecha no podrá sumar.

Con la obligación de mirar de nuevo a Compromís y Podemos.

Claro. La militancia en la izquierda muchas veces es accidental. Hay mucha gente votante de Compromís y Podemos que podría serlo del PSPV y viceversa. Hay dirigentes que podrían estar en otro de los tres. Como nuestra apuesta es valencianista, de izquierdas, ecologista y feminista, estamos cómodos.

http://suscriptor.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2017/08/06/politica-tienes-razon/1601963.html

sábado, 5 de agosto de 2017

EL «MIG ANY» DE LA «NAU BOTÀNICA»

EL 'MIG ANY' DE LA 'NAU BOTÀNICA'

Ricard  Pérez Casado   05.08.2017  

Es costumbre entre moros y cristianos celebrar el mig any en el que se suele hacer balance del tiempo entre la celebración pasada y la que se prevé la siguiente. Además del festejo, se precisan los objetivos que permitan mejoras.

Las organizaciones políticas que permitieron el cambio en mayo-junio de 2015 han tenido sus más y sus menos entre sí y en su interior. Todo ello con pleno conocimiento de la ciudadanía, a veces exageradas por los desalojados y sus palmeros.

El PSPV ha ratificado liderazgo interno, acentuado su perfil valencianista y de izquierdas, además de encabezar una Generalitat nada sumisa ante propios y ajenos. Compromís confirma liderazgos, asimismo como coalición, y contribuye de modo conveniente a la ejecución de las políticas pactadas. Podemos en sus versiones valencianas, asegura el respaldo a la estabilidad parlamentaria en su modalidad crítica. Este es el jardín Botánico. De la Nau surgen, bajo una cabeza distinta, las oportunidades para revertir la pendiente por la que se deslizaba la suma de devastación y saqueo, comunes a la corrupción que infectaba a todas las instituciones.

Asombra que el ejercicio democrático de los nautabotánicos se contemple como una especie de circo, al que contribuye ciertamente la estridencia de una oposición poco acostumbrada a la transparencia. Sobre todo, si nos atenemos a lo que se conoce, en sordina mediática por parte de sus medios, de luchas internas, con el añadido de los innumerables imputados, algunos juzgados y condenados. La banalización de las responsabilidades procura echar basura sobre la política, la que no ejercen, con el intento de sumir en el fango a todos cuando las responsabilidades solo son suyas.

Se les acabó el momio. La herencia los desaguisados con los que ahora apechugan los gobiernos locales y de la Generalitat. La lista de los costes de ponernos en el mapa todavía no se ha completado, aunque es cierto que en la cartografía de la delincuencia figuramos en lugares de dudoso honor. Para tapar algunas de las devastaciones más flagrantes se echa mano por parte del PP y socios, del polvoriento repertorio de agua, gestos y, por supuesto, de la lengua de la que se sienten tan orgullosos que procuran no usarla si no es para mancillarla con expresiones bufonescas.

Alguna sociedad civil, autoproclamada ahora valedora ante la postergación valenciana, como el conocido Corredor Mediterráneo, se pasó tres décadas de siesta, servil hasta la náusea, con el ordeno y mando, municipal, provincial, de la Comunitat Valenciana. Los negocios son los negocios, y más si se pueden hacer a la sombra, de inmediato. Empresarios que apenas dejaron el pirateo izaron pabellón de corso, sembrando ruina medioambiental y desarbolando las instituciones que recogían los ahorros de la ciudadanía. Los aprovechados aduladores de ayer mismo descubren el Mediterráneo. Después de pagar, a costa del contribuyente, aquelarres acuáticos y encender las hogueras ante el compromiso con las comunidades autónomas vecinas, cuyo peso sumado al propio sin duda alguna habría doblegado más de una resistencia del Estado. A la lista de los costes de los desmanes habría que sumar el precio de optar por la «prosperidad», para algunos Madrid-Valencia-Palma en vez de la racional, y más efectiva, del camino hacia el norte, hacia Europa, Mallorca incluida. Por cierto, las tres prosperidades encabezan el hit de la corrupción del PP.

El mig any de la nau botànica habría de servir para deshacernos de esta rémora impertinente de la sensación de postergación colectiva, víctimas además de controversias estériles que solo beneficiaban a quienes nos tenían como granero electoral sin problemas para el gobierno de turno: los problemas se quedaban aquí. Eso sí, quienes ejercían de subalternos dóciles, en política como en empresa, recogían los frutos del vasallaje en la parte que les permitían los señores

El balance social de la botànica nau y sus ejemplos en todo el territorio es positivo, y nadie se atreve a objetarlo con razones convincentes más allá de las estridencias de una oposición acostumbrada al ejercicio omnímodo del poder cuando lo tuvo, y que entiende como expolio su desalojo del cortijo que tuvieron como propio por tantos años. Los propósitos y objetivos están formulados y, en la medida que el cerco estatal lo ha permitido, alcanzados. Algunos, de mera aplicación democrática, han requerido el ejercicio de la transparencia, del debate público o interno a las organizaciones, el examen de las dimensiones de una herencia envenenada de deudas, infectada de malas prácticas administrativas y políticas.

La complicidad social, en términos amplios, requiere del conocimiento de los objetivos, de los instrumentos con que cuentan los gobiernos locales y de la Generalitat para llevarlos a cabo. Financiación autonómica y local, acorde con las necesidades y el esfuerzo de la ciudadanía; gestión de las secuelas de los fastos y eventos, de las ciudades a la Marina; recuperación de la productividad por la vía del conocimiento, que implica a la red disponible de universidades y formación; sostenibilidad sin recaer en agentes urbanizadores del espacio incluida la rehabilitación de nuestros centros históricos; reconocimiento y puesta a punto de las áreas metropolitanas y urbanas, sin las desviaciones sectoriales que alejan la gobernanza local de sus objetivos; el combate por la lengua, la seña de identidad inequívoca, por lo que es objeto permanente de ataque por parte de quienes se oponen a una normalidad que cuestiona las políticas del Estado y de la derecha encaramada en él.

En definitiva, un País Valenciano, valencianista, de izquierdas, socialdemócrata, federalista, europeo y mediterráneo como el que se propuso hace veinte años de la mano del añorado Josep Bevià y de Joan Romero, en el caso del PSPV; acorde con las formulaciones expresadas por socios y apoyos de la Nau y el Botànic. El objetivo, revalidar la hegemonía social de la izquierda valencianista. Las mayorías políticas internas, el liderazgo, deberán esperar el juicio de las urnas en 2019, que ahora se manifiestan de forma plural, como la sociedad misma que las sostienen. La derecha, incólume pese a los escándalos, aguarda como la peste de Camus.

http://levante-emv.com/opinion/2017/08/05/mig-any-nau-botanica/1601593.html

jueves, 3 de agosto de 2017

ENTREVISTA VICENT GARCÉS SOBRE VENEZUELA

"El resultado en Venezuela es inapelable, la oposición ha perdido la batalla"

http://www.eldiario.es/cv/entrevista-Vicent_Garces-Venezuela-politica_0_671583418.html