MANOLO MATA: "EN POLÍTICA NUNCA SABES SI TIENES RAZÓN"
«Soy capaz de liarla parda en cualquier momento», asegura el nuevo número dos del PSPV sobre el escrito de dimisión como portavoz que Puig aún conserva
Alfons Garcia | València 06.08.2017
Hace cinco años eran rivales, ahora Ximo Puig lo ha colocado a su diestra en el trono del partido. Para «tapar posibles vías de agua», dice el abogado de éxito amante de la política, el que derrotó a una multinacional y afirma que eso es más fácil que explorar consensos en política.
El nuevo número dos del PSPV lleva 36 años en la política (desde el 23F) y si en algo hay coincidencia sobre él es que es un tipo peculiar. Un político que carga todos los veranos en la maleta con El hombre sin atributos y que se obsesionó por conseguir todos los libros del olvidado Juan José Saer para descubrir que es «un peñazo impresionante». Así es Mata.
¿Ha roto la carta de dimisión que le llevó a Ximo Puig?
La carta la tiene él y me dijo que no la rompía porque le gustaba. Lo que quería romper era el escrito de dimisión para el registro y le dije que se lo guardara, porque soy capaz de volver a liarla parda en cualquier otro momento.
¿Sabe más por viejo que por zorro?
Empiezo a pensar que sí.
¿Es verdad que decidió implicarse en política el 23F?
Sí. En 1977 y 1979 fui a todos los mitines de la izquierda en la plaza de toros de València, desde el de Federica Montseny a los de Tierno Galván o Carrillo. Sabía donde estaba, pero a la hora de dar el paso el 23F fue determinante. Elegí el PSOE porque creía que era la plataforma de transformación real.
Al margen de utopías.
Así es. Creo que fue una apuesta acertada. Como soy cabezota, nunca he tenido la tentación de irme.
Casi 40 años después, ¿qué ha aprendido de la política?
Que hay que oír y tratar de entender al otro, dentro de los partidos y fuera, y que el hooliganismo, el fenómeno fan y los ismos son un lastre para la política.
¿Piensa en Pablo Iglesias?
En los hiperliderazgos y en que se nos quiere identificar con determinadas personas y apellidos sin mucho sentido.
Lermismo, ciscarismo...
Son etiquetas... Yo soy muy carmenista, que es mi mujer, pero no le doy la razón en todo. Es imposible que alguien se sume a todo lo que diga otro.
¿Va a ser la cabeza del PSPV ya que Puig está dedicado a la presidencia de la Generalitat?
Esto es más coral. Hay gente muy significada en la ejecutiva y yo intentaré tapar las vías de agua que se puedan producir y dar la cara cuando toque.
¿Tapar vías de agua?
Es fundamental. La gestión de filias y fobias es esencial en cualquier grupo humano. Si la gente se conociera más no hablarían mal unos de otros.
Una ejecutiva de 74 imagino que complica aún más la gestión de grupo.
Bueno, son tres niveles. El ejecutivo es muy reducido. Somos 18.000 militantes, no me preocupa demasiado la cifra.
¿El cargo es compatible con la portavocía en las Corts?
Sí. Las Corts es el eje de la vida política y está bien que el portavoz sea alguien con un cargo alto en el partido, porque es darle a la política una presencia importante.
La interpretación extendida es que uno de sus papeles será neutralizar la previsible pelea de gallos jóvenes para suceder a Puig en la secretaría general.
Hacer diseños a largo plazo, y más en estos tiempos, es absurdo. Quien crea que ha encontrado un camino que le va a llevar al Shangri-La es un error, porque los ritmos son endiablados y pasan cosas imprevisibles. Como lo era hace dos años que yo hoy sea portavoz y vicesecretario general. Este partido tiene el reto de asumir que nos quedan seis años, como mucho, de gobierno de Ximo Puig y cuatro años, como mucho, de secretario general. A partir de ahí, ya veremos.
Ya. ¿Y a usted no le están descartando muy pronto en la sucesión? ¿No será el tapado?
Al ser viejo uno se toma las cosas con muchísima tranquilidad. Ya veremos lo que pasa en 2021, que es el primer reto, y en 2023.
¿Qué ha descubierto de Jorge Rodríguez y Carlos F. Bielsa?
A Jorge lo conocía menos, es una persona muy madura y reflexiva. Lo hará bien de portavoz. Carlos es un activista. Sé la capacidad como de gota malaya que tiene para conseguir sus objetivos políticos y personales; la gente le tiene estima. Son personas con mucho futuro y ya tienen mucho presente.
¿Qué da más satisfacción: vencer judicialmente a una multinacional o sacar adelante la ley que más ilusión le haya hecho en las Corts?
Probablemente los demás interpretan que ganar a una multinacional y que te hagan una reseña en The New York Times, pero es mucho más fácil que la actividad política, que absorbe toda mi energía, porque es dificilísimo explorar consensos, un territorio que no existe y en el que nunca sabes si tienes razón Con la multinacional no tenía duda de que tenía toda la razón.
¿En política nunca sabes si tienes razón?
Así es. Hay demasiadas esquinas en lo que decides. Por eso improvisar me molesta mucho. Hay que ir con pies de plomo y pensar que lo que haces no va a causar más problemas a la gente. Y eso es muy difícil de entender en una época de mucha simplificación, improvisación y poca reflexión.
Viene a la cabeza el proceso de gestación de la nueva RTVV. ¿Le deja insatisfecho?
Sospechaba que avanzaría por estos derroteros. Soy partidario de no parlamentarizar todo el tema de nombramientos. La administración de EE UU nombra a mil cargos el primer día que toma posesión. Creo que en RTVV no elegimos bien el modelo. Hubiera sido más eficaz volver al de Enrique Linde y Manolo Tarancón, dos grandes políticos que sacaron adelante una televisión en los 80. Pero al final habrá tele y será un producto bueno.
¿Cuánto dinero pierde al año en política?
El dinero... [ríe] no está en ninguna balanza cuando uno opta por la política. Me han ido muy bien las cosas y el dinero nunca ha sido una ambición.
¿Es más de Pedro que de Ximo?
Soy muy de Socialismo del siglo XXI, el documento con el que se presentó Pedro, y soy muy-muy de Ximo, porque es mi amigo, le tengo cariño y una persona a la que descubro cada día como afectuosa, independiente y muy de izquierdas.
Quién lo iba a decir en 2012, cuando era uno de sus rivales para la secretaría general.
Han pasado dos hechos significativos: que confiara en mí para un sitio muy digno en la lista sin pedirlo y me hiciera portavoz porque entendía que la nueva situación exigía ese perfil y que cada día ha demostrado que confía en mí.
¿Y es más del PSPV que del PSOE?
Creo que son indisociables.
¿Es posible una desconexión del PSOE a medio plazo?
Radicalmente, no. El PSPV no se desconectará del PSOE porque tenemos un componente de gente que ha venido de las otras Españas y es difícil de entender que una fuerza aislada del PSOE tenga una presencia escénica importante. Nuestra misión es ayudar a que las siglas PSOE sean más potentes, que ahora están devaluadas, sobre todo entre las nuevas generaciones.
¿Entonces la polémica enmienda del congreso de equipararse al PSC fue un brindis al sol?
Me parece una propuesta interesante sobre la que se puede debatir, pero creo que sin resultados.
¿Le dijo a Puig que se equivocaba cuando se lanzó a apoyar a Susana Díaz?
Eso lo sabemos los dos. Yo no he ganado casi ninguna batalla, aunque empiezo a coger carrerilla, pero en 35 años sí que he intuido lo que iba a pasar e intuí lo que ocurrió.
Hay gente en el partido que dice que si hubiera dado el paso de presentarse como cabeza del «sanchismo» frente a Puig hoy sería secretario general del PSPV. ¿Por qué no lo hizo?
Porque creo que tenemos un buen secretario general. Igual que hubo un Pedro Sánchez que expulsó a Tomás Gómez y disolvió agrupaciones, hay un Pedro que ve la luz y apuesta por situarse en la izquierda y por la militancia. Y yo creo que Ximo está haciendo eso aquí perfectamente.
¿Significa que el PSPV es más de izquierdas que hace 5 años?
Creo que sí. El partido dio un giro impulsado por Ximo Puig la noche que decidió no explorar cualquier vía de acuerdo con Ciudadanos y la abstención del PP y jugársela a un gobierno de coalición con Compromís y el apoyo de Podemos. Ese día fue el giro.
Jugársela...
Sí, porque era una fuerza que nunca había gobernado y que tiene muchas incógnitas en su evolución, mientras que la operación Ciudadanos podía llevar a un gobierno monocolor del PSPV, que era una tentación para algunos dirigentes.
El riesgo es que ahora les acusan de una «deriva nacionalista».
El PP ha vivido 20 años en un falso valencianismo. Ahora sí que hay un valencianismo político que se planta ante Madrid.
¿Le ha parecido inadecuada la actitud del sector «sanchista» de Rafa García en el congreso?
Me ha parecido mal escogido el tono del discurso de Rafa García. Si uno quiere ser dirigente de un partido debe ser generoso, sincero y amable, y fue muy duro innecesariamente. El momento igual lo permitía. En todo caso, cuando acaban los procesos se recompone todo.
¿Habrá disputa con los «sanchistas» en la provincia de València, que es su feudo?
Sin el apoyo incodicional de mucha gente del entorno de Ximo Puig, José Luis Ábalos no hubiera sido secretario general. El próximo tendrá el apoyo de muchos sectores del partido; si no, no llegará.
¿Cómo es su relación con Ábalos, por cierto?
He tenido de todo con él: enfrentamientos y alianzas, coincidencias y desavenencias. Está donde está porque se lo ha currado y porque tiene un concepto de la militancia política muy entregado, gente que le sigue haga lo que haga. Es un activo y hay que seguir mejorando esa relación y beneficiarnos de que es el secretario de Organización.
¿El PSPV se dará con un canto en los dientes si en 2019 Puig vuelve a ser el «president» apoyado en Compromís y Podemos?
Se dará seguro con un canto en los dientes y no se los romperá. Estoy convencido de que seremos la primera fuerza de la izquierda y, si hacemos bien las cosas, la derecha no podrá sumar.
Con la obligación de mirar de nuevo a Compromís y Podemos.
Claro. La militancia en la izquierda muchas veces es accidental. Hay mucha gente votante de Compromís y Podemos que podría serlo del PSPV y viceversa. Hay dirigentes que podrían estar en otro de los tres. Como nuestra apuesta es valencianista, de izquierdas, ecologista y feminista, estamos cómodos.
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